jueves, 1 de diciembre de 2011

Volando voy...

La mejor definición que conozco de hombre es la que asegura que somos el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Es la mejor, pero no es perfecta. En realidad somos capaces de tropezar muchísimas veces con la misma piedra. A fuer de ser sinceros, podemos convertir un pedrusco berroqueño en gravilla a base de atropellarlo en repetidas ocasiones.

Por si lo dudas, no dejes de leer esta apasionante noticia según la cual la prestigiosa (hoy estoy sarcástico) compañía Ryanair se dedica a intentar vender a sus sufridos clientes un reloj que tiene maravillosas propiedades (¿tan siquiera dará la hora correcta?) gracias a contener un mineral mágico (¿el oricalco platónico?)... la turmalina.

¿Qué va a ser lo próximo? ¿Estampitas de la Virgen de Loreto en vez de aviones? No me extrañaría. 

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